domingo, 16 de enero de 2011

Jamas te voy a olvidar


Olvidarte es como leer un antiguo libro, con palabras en idiomas extraños, nombres que traban la lengua y rompen las mandibulas, numerales que dan sumas incomprensibles, pictogramas de de insectos de puas y garras erizadas; es como saber que idioma habla el viento, que nacionalidad tienen las tormentas, de que pais vienen las lluvias, de que color es el rayo o a donde va el trueno cuando muere.
Trazare mapas de tormentas y huracanes, y luego ire corriendo delante de ellos, llevando siempre la frente en alto.

Los arboles susurraron y el cielo envegecio de pronto aquel dia que partiste, y tus recuerdos corrian por mi mente como hojas secas por las veredas en las noches de otoño; por un momento pense que necesitaba tiempo, que el que tenia no me alcanzaba para pensar, quizas el tiempo mismo, desbordaba en un inmenso vaso, mientras una oscuridad polvorienta caia detras sepultandolo todo, pero, ¿seria lo mejor sepultarlo todo? Entonces sali sola, corriendo, pensando demaciado, no pensando nada, sin saber que pensar, y a medida daba esos largos saltos un billon de muertos y moribundos que no querian estar muertos en un recuerdo, gemian y suspiraban entristeciendo la tierra.

En tan solo un instante, paso todo a ser como una pelicula muda: un teatro silencioso habitado por fantasmas blancos y negros, bocas de plata que se abrian para hechar bocanadas de luz de luna, gestos silenciosos, tan callados que era posible oir el viento que rosa a uno en el bello de las mejillas.

Nada ni nadie te va a matar en mi alma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario